noviembre 21, 2024 6:44 am

POR: LUIS CARLOS RODRIGUEZ GONZALEZ

La campaña emprendida por el Gobierno de Enrique Peña Nieto en vísperas de las elecciones presidenciales del próximo 1 de julio denominada “Hagamos Bien las Cuentas” se diseñó prácticamente por la presión de los senadores del PRI, encabezados por Emilio Gamboa, quienes reclamaron al gabinete presidencial la nula e ineficiente difusión de los supuestos logros del gobierno peñista.

El pasado 1 de febrero, ante diferentes secretarios de Estado que se reunieron con la bancada del PRI en el Senado, Emilio Gamboa y otros legisladores de ese partido, reprocharon abiertamente a los funcionarios la pésima estrategia de comunicación del Gobierno de la República en temas como las reformas estructurales, inversión extranjera y generación de empleo.

“Nos falta que el Gobierno de la República haga mejor su trabajo de difusión y que no lo haga sólo un hombre, que lo hagan todos los secretarios de Estado, todos los oficiales mayores que tenemos en el Gobierno de la República, los directores generales y todos los funcionarios importantes”, dijo Gamboa con diferentes matices ante los titulares de Hacienda y Economía.

Raúl Pozos, senador del PRI, se refirió al gasolinazo, por cierto manufactura del candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, y pidió una campaña para destacar lo “positivo” de esta medida que reconoció fue impopular.

““Son medidas impopulares, sí. Pero que hoy, después de una lucha del pueblo junto con el gobierno, podemos presentar estos resultados. Cómo decírselo a la gente y que la gente nos crea”, apuntó.

De inmediato, desde Los Pinos, los “ideólogos y estrategas de imagen y comunicación” del Presidente Peña, empezaron a diseñar la citada campaña “Hagamos Bien las Cuentas” en un afán desesperado de lavar la imagen a Meade, padre del gasolinazo, así como de todos los candidatos del PRI que por estos días en casi todas las encuestas están en el tercer o cuarto lugar.

Son casi seis años de un gobierno plagado de escándalos, de corrupción, de casos como Odebrecht, la Casa Blanca, el socavón de Cuernavaca, de gobernadores emanados del PRI que están siendo juzgados o perseguidos por malversación de fondos, por un aumento en la violencia sin límites, asesinatos, fortalecimiento de los cárteles de la droga, estudiantes, extranjeros y mujeres desaparecidas.

Más de 120 mil ejecuciones durante el sexenio de Enrique Peña, a los 43 normalistas de Ayotzinapa se le suman cada semana más estudiantes desaparecidos, niños, mujeres. Entre 2013 y julio de 2017, en México han desaparecido o se han extraviado un total de 19 mil 156 personas, de acuerdo con los últimos datos del Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas (RNPED). Otras organizaciones hablan de más de 35 mil.

Contra estas cifras indefendibles nos quieren convencer que la electricidad no ha subido en los últimos dos años, que hay cifras récord en inversión extranjera, en generación de empleo y cada vez dos millones menos de pobres extremos.

En serio creen los “comunicólogos” de Los Pinos que con esa campaña, por más que la remarquen cada cinco minutos en radio y televisión, obviamente con fines electoreros, los ciudadanos, los padres agraviados por desapariciones de sus hijos, los millones de trabajadores que se han visto afectados por los gasolinazos, las amas de casa que no les alcanza para comprar una despensa digna, van a volver a creer en el PRI y sus candidatos emanados del gabinetazo de Peña. Es de pena ajena y hasta con una especie de humor negro la mentada campaña. Tal Cual.

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