Octavio Fabela Ballinas
Tijuana, Baja California. Cansados, ansiosos, la mayoría mujeres, jóvenes y niños, están en espera de conseguir el asilo humanitario por parte del Gobierno de Estados Unidos, luego de una travesía desde Tapachula hasta esta frontera que duró un mes, donde caminaron a pie, a bordo del tren conocido como “La Bestia” y en autobuses.
De los poco más de 250 personas que integran la Caravana del Migrante que desde la tarde del domingo mantienen un campamento en la plazuela del acceso internacional conocido como Ped-West en la Garita Tijuana San Ysidro, ya solo quedan cerca de 75. Al menos 178 ya fueron atendidos por personal del Servicio de Migración estadounidense.
Hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, que huyen de la violencia y la pobreza en el llamado “Triángulo del Norte” principalmente, conforman el grueso de esta caravana.
Entre los que quedan se nota cierta ansiedad, como ocurrió con un grupo de aproximadamente 20 personas que fueron formados por parte de los activistas, que desde que ingresaron a México por la frontera de Tapachula, Chiapas, los han acompañado para ingresar a la zona de cruce internacional, pero ante la aglomeración que ya existe en ese lugar, fueron regresados al campamento esta tarde.
Leo Santiago, de la organización Al Otro Lado, prevé que a más tardar este fin de semana puedan presentarse ante la autoridad de Estados Unidos la totalidad de integrantes de esta Caravana quienes buscan acogerse al derecho de asilo humanitario pues todos los que la integran han sufrido acoso de grupos criminales en su país de origen.
La caravana se inició con unos 1.500 migrantes en Tapachula, estado de Chiapas y el jueves pasado llegaron unos 130 a Tijuana. Unos 200 más se les unieron el viernes. El resto de la caravana se dispersó previamente de forma paulatina desde su llegada a Puebla y a la capital mexicana, en el centro del país.
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