diciembre 4, 2024 8:46 pm

TAL CUAL

ADIOS CUAUHTEMOC, HASTA NUNCA GRACO

Luis Carlos Rodríguez González

En un país sin muchos referentes de personas que triunfan por su propio esfuerzo, de escándalos de políticos que se enriquecen gracias al tráfico de influencias, a la corrupción, de grandes empresarios que son beneficiados con paraísos fiscales para no pagar ni un peso de impuestos, donde a los científicos, investigadores y académicos se les paga a una miseria, siempre es loable lo que realizan algunos deportistas por méritos propios.

Esto viene a cuento por la despedida del futbol de uno de los ídolos del futbol mexicano que salió del Barrio de Tepito para triunfar en el Club América, incursionar en varios equipos de Estados Unidos, España y México: Cuauhtémoc Blanco.

Seguí su carrera desde el principio. Ave de tempestades, a veces polémico, satanizado en ocasiones por la prensa, pero siempre un crack y sobre todo una persona que nunca olvido sus orígenes. Cuántos políticos, incluido el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, no pagarían millones por juntar 70 mil personas aplaudiéndoles y no mentándoles la madre en el Estadio Azteca. O escuchar sus nombres al unísono “Temo, Temo” y no un “ratero, ratero”.

Al Temo lo conocí personalmente en Caracas, Venezuela, en el año 2000, cuando fui corresponsal. La Selección Mexicana se encontraba concentrada en el Centro Deportivo Italo-Venezolano, de cara a las eliminatorias del Premundial de Futbol. Me sorprendió su amabilidad y la sencillez en su trato. A diferencia de otras “estrellas” de ese momento como Jorge Campos, que se negaban hablar con otros medios que no fueran Televisa o TV Azteca, Cuauhtémoc Blanco repartía autógrafos y entrevistas los aficionados y la prensa local.

Compañeros reporteros que cubrían futbol, meses después me corroboraron que Blanco, cada fin de año, repartía parte de sus ingresos en El América lo mismo al utilero, que al jardinero, a los cocineros o los trabajadores de menores ingresos del Club.

Ser un ídolo, un referente para muchos jóvenes que están optando por el camino fácil de la delincuencia, del robo, del tráfico de drogas, que se ven abrumados por noticias de crímenes, de corrupción política, de falta de espacios educativos o deportivos, esa fue una de las contribuciones de Blanco para miles en el país. Era conocido en El América porque regalaba sus zapatos de futbol a los jugadores de fuerzas básicas de menores ingresos.

Eso, tal vez no lo sepa, ni lo entiendan políticos enfermos de poder, ni quienes están a cargo de la Conade o de las federaciones deportivas, incluida del futbol. No es sólo jugar bien futbol, es buscar trascender honestamente, sin componendas, sin enriquecimientos ilícitos. Y eso lo hizo bien “El Temo” hasta el último día en las canchas. Adios Cuauhtémoc, hasta nunca Graco. TAL CUAL.

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