Luis Carlos Rodríguez González
La Reforma Energética impulsada por el actual gobierno federal como la panacea que permitiría la disminución de las tarifas eléctricas y la modernización del sector, sólo ha tenido como saldos el incremento en los recibos, sobre todo de las clases de menores ingresos, contratos leoninos que tienen a cientos de miles de usuarios endeudados de por vida y un monopolio estatal cada vez más voraz en los cobros ante la falta de competencia.
Hace unos días se anunció que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tuvo un aumento de sus ingresos y la disminución de sus costos asociados al pasivo laboral, lo que le permitió en los primeros 9 meses de este 2016 una utilidad neta de 99 mil 947 millones de pesos, un avance de 251 por ciento respecto a la pérdida de 66 mil 135 millones de pesos que la empresa registró en el mismo periodo del año 2015.
Lo que no se dice en las ganancias de la llamada “empresa productiva del Estado” es que parte de esos ingresos adicionales vienen del bolsillo de cientos de miles de clientes cautivos, a quienes joden cada dos meses y que no tienen otra opción que pagar los abusivos recibos y contratos de CFE, que son más agresivos con jubilados, pensionados, clases medias y bajas que viven en unidades habitacionales.
Un ejemplo. Vecinos de la Unidad Habitacional Fovissste Coapa Tenorios pagan en promedio entre 250 y 400 pesos bimensuales por el consumo doméstico de sus pequeños departamentos. Sin embargo, la CFE está cobrándoles, mediante contratos que ninguno de los 240 usuarios firmó, cantidades que van los 900 a los 1,500 pesos bimensuales adicionales por alumbrado público y bombas de agua.
A todos los 240 propietarios de esta unidad habitacional, así como a cientos de miles en el país, la CFE les está cobrando facturas de varios años de servicio de alumbrado público por hasta 10 mil pesos por departamento, que deberán ir liquidando de forma simultánea con su consumo doméstico, más lo que se acumule cada dos meses de alumbrado público.
Todos estos usuarios, jubilados, pensionados, taxistas, empleados públicos, firmaron hace 40 años un contrato con CFE para que les dieran el servicio eléctrico. Nadie firmó que pagaría por la luz de la calle, ni que acumularían deudas de años anteriores por este servicio, que por cierto en zonas residenciales, no se cobra.
Una más. Si una persona quiere poner paneles o celdas solares en sus hogares para ahorrarse la voracidad de la CFE enfrentará una burocracia enorme, obstáculos y amenazas. Además tiene que venderle lo que generé a la comisión y posteriormente “la empresa productiva del Estado” le revende la energía al osado cliente que se atrevió a poner una celda solar.
Si yo como usuario de la CFE instaló mis celdas solares y no le aviso a comisión, estaré un verdadero problema legal porque tengo prohibido aprovechar la luz solar en mi beneficio sin aval del monopolio eléctrico en México.
Por cierto para este 1 de noviembre ya se anunció un nuevo incremento en las tarifas. Las de sector industrial aumentarán entre 5.6 y 7.2 por ciento, mientras que para el sector comercial el incremento será de entre 3.3 y 5 por ciento. La tarifa de uso doméstico de alto consumo subirá 3.3 por ciento.
Sin competencia, sin protección de la Profeco, estos son los abusos, contratos leoninos, robos que enfrentan los usuarios de la CFE y que casi nadie cuenta. Tal vez se tenga que joder a los clientes de esta empresa para no afectar el pago de las pensiones de sus directivos y ex directivos. Tal Cual. www.theexodo.com