Luis Carlos Rodríguez González/The Exodo
La niñez en México, a pesar del discurso oficial que habla de avances y protección, se encuentra a expensas de varios fuegos: más de 20 millones en situación de pobreza, altas tasas de deserción escolar que muestran el fracaso de la tan promocionada “Reforma Educativa”, aumento de la violencia lo mismo en los centros escolares vía bullying que en las calles del país y un éxodo de adolescentes y jóvenes que son captados por el crimen organizado.
Es la triste realidad de grandes sectores de la infancia mexicana. Desde hace años nuestro país se ha convertido en un destino del llamado “turismo sexual infantil” en sitios como Acapulco, Puerto Vallarta, Cancún y Mazatlán, sólo por mencionar algunos sitios donde redes de pederastas y pedófilos cuentan con el respaldo de agencias de turismo “especializadas” que captan menores, todo ello con el contubernio de autoridades mexicanas.
Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el DIF en México se calcula que existen 20 mil menores que son sometidos a explotación sexual, lo que ha convertido a nuestro país en uno de los principales destinos para el “turismo sexual infantil y ya somos conocidos como el “Bangkok de las Américas”.
Un reciente estudio denominado “La Trata en el Sector Turístico” elaborado por el Observatorio de Violencia Social y de Género del municipio de Benito Juárez (Cancún) para la Secretaría de Turismo, revela que hay paquetes exclusivos para pederastas que incluyen hotel y niño, con costos de 200 a 2 mil dólares. Hace unas semanas se reveló que en Guerrero y Morelos un cártel de la droga secuestra niñas para prostituirlas y entre sus “clientes”, además de los líderes de la delincuencia, había destacados artistas.
Hace unas semanas se conoció de una red mundial de pornografía infantil que intercambiaban videos y fotografías vía WhatsApp, que operaba en México y 14 países más, la fue desmantelada con la detención de 39 personas. En México ninguna autoridad informó nada al respecto.
Sumado a ello, los alrededor de 40 millones de menores en México se encuentran a expensas del llamado bullying que ya se ha convertido es un factor para la deserción escolar en México. 2 de cada 10 adolescentes de 15 años han sufrido acoso escolar, según cifras de la Centro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Un estudio del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños y el Informe Nacional sobre Violencia y Salud, coinciden en que 2 niños menores a 14 años, en promedio, mueren cada día en México a causa de la violencia.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó en días pasados el informe “Violencia, niñez y crimen organizado”, donde se advierte que 30 mil niños y adolescentes en México cooperan activamente con la delincuencia organizada en actividades que van desde la extorsión y el tráfico de personas hasta la piratería y el narcotráfico.
Los menores mexicanos son “enrolados” a organizaciones criminales a partir de los 10 y 11 años de edad, o incluso a edades más tempranas, “para trabajar para traficantes, ya sea de productos ilícitos (drogas o armas) o de personas (burreros)”, así como para realizar asaltos, agresiones y secuestros. Los más pequeños, es decir de 9 y 10 años, son utilizados como vigías o informadores, o se les utiliza para abordar los trenes, monitoreando la cantidad de migrantes que llegan cada día.
A partir de los 12 años, se les utiliza para cuidar las casas de seguridad y controlar que nadie se escape, mientras que a partir de los 16 años, trabajan en ejercicios más violentos, como los secuestros, los asesinatos, y todos portan armas. Las niñas están involucradas sobre todo en el empaquetamiento de la droga. Según la CIDH muchos de estos niños son migrantes que son secuestrados por las organizaciones criminales quienes los enrolan para trabajar en el transporte de droga por la frontera entre México y Estados Unidos.
La mayor parte de estos menores forman parte del fracaso de la Reforma Educativa que presume el secretario Aurelio Nuños como la panacea para el país. De acuerdo al Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) la deserción escolar, sólo en el nivel medio superior, es decir bachillerato ha sido de 3 millones 600 mil jóvenes en y adolescentes en los últimos seis años a una tasa de 600 mil por año.
La pobreza en México similar a la de África Subsahariana
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Conveval) expone que 608 municipios, repartidos en 19 estados, tienen un nivel de rezago social alto o muy alto. Es decir, 1 de cada 4 municipios mexicanos tiene condiciones similares a las de África Subsahariana en cuanto a analfabetismo, hogares sin excusado, sin piso firme o con un acceso limitado a la salud. Es decir, el fracaso de 20 años de política social en México, de Solidaridad de Carlos Salinas a Prospera de Enrique Peña.
De acuerdo al más reciente estudio de Unicef, de los 40 millones de niños que viven en México, poco más de la mitad enfrenta condiciones de pobreza; 4.7 millones de ellos, se desarrollan en un entorno de pobreza extrema, porcentaje compuesto mayoritariamente por niños indígenas.
Los estados con mayor número de indígenas son los del sur y sureste de México: Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Yucatán y Puebla, con un total de 7.3 millones. La mayoría de las casi 25 mil comunidades indígenas, señala la UNICEF, suelen ubicarse en zonas de difícil acceso, por lo que, aunado a las condiciones de pobreza, la población infantil mexicana sufre la exclusión escolar y el incumplimiento de otros derechos de los niños.
En el informe presentado en 2016, la organización reveló que 1.5 millones de niños y niñas menores de 5 años presenta desnutrición crónica; uno de cada tres niños y niñas en zonas rurales padecen desnutrición crónica. En los niños indígenas esta prevalencia es más del doble que en los niños no indígenas.
Las dificultades económicas de las familias mexicanas, orillan a las generaciones más pequeñas a integrarse al mundo laboral, de tal forma que asciende a 2.5 millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años los que trabajan para aportar recursos a sus hogares. Muchos de esos niños son de zonas como La Montaña de Guerrero, que exporta cientos de miles de jornaleros agrícolas a estados como Sinaloa y Baja California, donde sobreviven, junto con sus padres, en situación similar a la esclavitud.
En materia educativa el Unicef subraya que hay un aproximado de 6.1 millones de niños entre 3 y 17 años que no asisten a la escuela; mientras el 69.3 por ciento de los adolescentes indígenas acuden a la escuela secundaria, el porcentaje en adolescentes no indígenas que también recibe educación secundaria asciende a 83.9 por ciento, lo que implica una diferencia de 14.6 por ciento entre ambos grupos de jóvenes. www.theexodo.com