abril 23, 2024 10:37 am

Luis Carlos Rodríguez González/The Exodo

El desierto de Arizona, el Rio Bravo, los montañas de Nuevo México y los ranchos texanos son el cementerio de más de 6 mil migrantes, la inmensa mayoría mexicanos, que fallecieron al intentar cruzar la frontera con Estados Unidos desde el año 2000 a la fecha.

La mayoría son personas que no han sido identificadas y que se encuentran en los forenses de ciudades fronterizas como Pima, Arizona o San Marcos, Texas. Los especialistas han clasificado sus restos y han hecho pruebas para conocer su edad, sexo, raza, han preservado sus pertenencias y esperan algún día conocer su identidad.

Tan sólo en la morgue de la Universidad Estatal de Texas, existen 212 cadáveres de migrantes no identificados y una colección inventariada de más de dos mil objetos que pertenecieron a ellos. Lo mismo mochilas, estampas religiosas, amuletos, ropa y fotografías de familiares.

Sólo uno de los más de 200: Caso 0438: Un hombre cruzó de manera ilegal la frontera por el sur de Texas, falleció en el camino y nunca ha sido identificado. Sus restos fueron enterrados en una caja junto con un pañuelo rojo, que tiñó su cráneo.

“Nosotros cuando recibimos un cadáver les asignamos un número porque debemos tener una forma de rastrear los casos, pero nadie merece ser solo un número”, indicó Timothy P. Gocha, antropólogo forense de Operation Identification, un proyecto del Centro de Antropología Forense de la Universidad Estatal de Texas.

“La idea es averiguar quiénes son y devolverles su nombre” indicó el especialista quien comentó que estos más de 200 migrantes fallecieron al tratar de evadir a la Border Patrol, utilizaron rutas peligrosas y fallecieron por deshidratación, insolación o hipotermia.

Por su parte, la investigadora del Instituto Binacional de Inmigración de la Universidad de Arizona, Raquel Rubio Goldsmith, dijo a The Exodo que recientemente se publicó un manual para el manejo de los cuerpos de migrantes indocumentados que son encontrados no sólo en el desierto de Arizona, sino en otros estados como Texas, California y Nuevo México.

Comentó que con este manual elaborado con la colaboración de especialistas del Forense de Pima y de universidades texanas, se busca tener una metodología común en la recepción, análisis, identificación y conservación de los cadáveres y sus pertenencias.

Reconoció que en algunos condados y oficinas forenses a lo largo de la frontera con México, ni siquiera se realizan autopsias a los restos humanos, en ocasiones por ausencia de una metodología, falta de infraestructura, cargas de trabajo o simplemente desinterés de las autoridades en conocer la identidad de los migrantes. “Sólo los meten en una bolsa negra y posteriormente los sepultan en una fosa común”, apuntó.

Rubio Goldsmith confió en que con este manual se tendrá una radiografía más puntual sobre el fenómeno migratorio, las rutas más peligrosas, el impacto de las políticas de Estados Unidos en materia migratoria, pero sobre todo contribuir a identificar a miles de migrantes, la mayoría

mexicanos y centroamericanos, que se encuentran en las morgues, forenses y fosas comunes de ciudades y pueblos de la frontera estadunidense. www.theexodo.com

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