Luis Carlos Rodríguez González
Ciudad de México.- Cruzó por el Cañón Zapata, en tierras de Tijuana hacia San Diego. Con ayuda de un “coyote” que le cobró 30 dólares hace más de 25 años cumplió su “sueño americano” hasta que se cansó del “american way of life”. Desde hace varios años Rubén Arroyo regresó a México y hoy prueba suerte con éxito en una cadena de cafeterías sobre dos ruedas.
“Con lo aprendido en Estados Unidos deseo crecer y dar empleo a la gente”, dice Rubén en su slogan en un cartel que busca destacar la labor de los repatriados en México, quienes en su mayoría enfrentan la falta de apoyo del gobierno federal, el desconocimiento de los trámites no sólo para iniciar un negocio, sino incluso para tramitar una credencial de elector, la CURP o ingresar a sus hijos a escuelas públicas.
Rubén es un caso aislado de éxito. “Cuando cruce la frontera caminando llegamos a San Ysidro y de ahí nos llevaron a Los Ángeles. Mi primer trabajo fue en un McDonal´s, lavando trastes y sin hablar ni una palabra en inglés. Al año me regrese para México, aún estaba soltero. Me di cuenta que podía haber hecho más allá, aprender otro idioma y volví a regresar como indocumentado. Ya me sabía el caminito, pero ahora llegue hasta San Francisco”.
Recuerda que entró a trabajar a una cadena de tiendas que tienen cafeterías, primero como lavaplatos, pero después empezó a aprender el inglés y con ello ascender. Al año ya era gerente de la cafetería y conocí todo el proceso de este negocio. “Ahí dure seis años, cuando junte un pequeño capital me regrese en 1999 a México para comprar una franquicia de Tortas Hipocampo. Nos iba bien pero a los pocos meses nos quitaron el local.
Migrante reincidente volvió a Estados Unidos dos años después para volver a reunir dólares. Nuevamente el “coyote” tijuanense lo cruzó para volver a residir en Los Angeles, esta vez por una estancia de cinco años. Trabajó en Carl´s Juniors y en un año logro una gerencia. Ya casado y con un hijo a punto de entrar a la Secundaria regresa a México e inicia el negocio de la cafeterías sobre ruedas…de bicicleta.
Primero ofrecía servicios de cafetería en eventos. El buen negocio pronto se terminó. Adaptó una combi como cafetería que estacionaba en el Metro Copilco, pero ahí dependía del lugar. Entonces empezó a analizar el mercado en la Ciudad de México hasta que vio el éxito de las bicicletas o triciclos de tamales y empezó a diseñar sus cafeterías en su vehículos, con tecnología propia para preparar aromáticos de calidad.
Coyoacán, al sur de la Ciudad de México, fue el sitio donde hace cinco años puso a rodar la primera cafetería en bicicleta llamado “Tentación Café”. Ahora ya tiene cinco sucursales en Prepa 1 y otra en la Escuela de Artes Plásticas, ambas en Xochimilco; otra más en el Sumesa de Coyoacán y además ya vende el prototipo de cafeterías por un costo de 80 mil pesos, que asegura es recuperable en poco más de un año.
“Me regrese a México por cuestiones familiares, porque allá se gana muy bien. Emigre tres veces, todas sin documentos y regrese por mi propio pie. Nunca me deportaron. Conozco a muchos amigos y conocidos que los deportaron, que separaron a sus familias, que perdieron todo, capital, empleo y que se quedaron en la frontera en espera de volver a cruzar. Ahora ya es más difícil. A un vecino lo secuestraron Los Zetas en la frontera y pidieron el rescate de más de cinco mil dólares, indica el ex migrante.
Rubén, de 52 años, reconoce que en México el tema de la inseguridad y la impunidad es muy diferente a Estados Unidos, porque ahí “nadie respeta la ley”, sumado a la burocracia para iniciar un negocio o hacerlo crecer como es su caso en el tema de crear una franquicia con sus “cafeterías sobre dos ruedas”.
De acuerdo al “Anuario de Migración y Remesas México 2017” y la “Encuesta Intercensal 2015”, entre 2010 y 2015 regresaron alrededor de 495 mil migrantes, principalmente a las regiones de occidente, centro y el norte.
La Organización Internacional de las Migraciones destaca que en promedio Estados Unidos deporta a 600 mexicanos cada día. www.theexodo.com