diciembre 2, 2024 4:50 am

Trabaje como corresponsal en Venezuela en los años 1999 y 2000. En ese entonces, los primeros años de gobierno del presidente Hugo Chávez, la capital Caracas era considerada una de las violentas y peligrosas del continente y del mundo. “Mucho alcohol, mucha droga y muchas armas en las calles”, decían los periodistas caraqueños a quienes cuestionaba el por qué de cientos de homicidios cada semana.

En ese entonces con menos de 4 millones de habitantes, Caracas registraba hasta cien homicidios en algunos fines de semana. La polarización social y política entre el chavismo y antichavismo apenas iniciaba y muchos de quienes engrosaban la lista de victimas era personas de barrios como Petare, algo así como El Tepito versión Venezuela.

También por esos años se acuñó en México el termino o concepto de la “colombianización” para referirse al aumento de la violencia en nuestro país. Nada más equivocado. Allá había una lucha añeja contra grupos guerrilleros, paramilitares metidos en el narco y un combate frontal contra los capos de la droga.

En el 2000 en México se dio la primera transición de un partido, el PRI que perdió por primera vez la elección presidencial y la dejó en manos del PAN y Vicente Fox. En estos casi 18 años de gobiernos panistas, sobre todo con Felipe Calderón y nuevamente del PRI, ahora con Enrique Peña Nieto, ya podemos decir que mexicanizamos el término de violencia, impunidad, corrupción y ya ni siquiera la Caracas de Hugo Chávez o Nicolás Maduro, ni las colombianas Bogotá, Cali o Medellín, nos quitan ese deshonroso primer lugar.

El más reciente informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal, expone que las ciudades mexicanas de Los Cabos, Acapulco, Tijuana, La Paz y Ciudad Victoria, están ya entre las 10 ciudades con más homicidios dolosos en el mundo.

De acuerdo al ranking de “Las 50 ciudades más violentas del mundo de 2017”, la tasa de homicidios de Los Cabos, uno de los principales centros turísticos mexicanos, fue de 111.3 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, por encima de Caracas, capital de Venezuela, donde se registró una tasa de 111.19.

Acapulco ocupa el tercer lugar con una tasa de 106.63; en el quinto se encuentra Tijuana, Baja California, con una tasa de 100.77; seguida de La Paz, Baja California Sur, con 84.79 homicidios por cada 100 mil habitantes.

De acuerdo con el estudio, el octavo lugar lo ocupa Ciudad Victoria, Tamaulipas, con 83.32 homicidios por cada 100 mil habitantes. En la lista de las ciudades más violentas del mundo, también, se encuentran Culiacán, Sinaloa (lugar 12); Ciudad Juárez (lugar 20) y Chihuahua (29).

Es un hecho que la violencia en México ha repuntado. No sólo en estas ciudades que es obvio que viven una disputa por territorios por parte de cárteles de la droga, pero también una grave corrupción gubernamental y policiaca.

Sin aparecer en este ranking, tal vez por la dimensión de la población, la Ciudad de México es cada vez más violenta. Cada semana aumentan los homicidios, ajustes de cuentas, balaceras y delitos de alto impacto, que hasta hace unos años no ocurrían aquí.

Estos crímenes que incluyen desaparecidos, tanto mexicanos como extranjeros que visitan México, homicidios y secuestros, casi todos impunes, son parte de las cifras que han heredado los últimos dos gobiernos sexenales que fueron considerados por el calderonismo como “daños colaterales” y parafraseando al actual gobierno como “los hechos que no se cuentan, pero cuentan mucho”. Tal Cual. www.theexodo.com

TAL CUALLuis Carlos Rodríguez González

Trabaje como corresponsal en Venezuela en los años 1999 y 2000. En ese entonces, los primeros años de gobierno del presidente Hugo Chávez, la capital Caracas era considerada una de las violentas y peligrosas del continente y del mundo. “Mucho alcohol, mucha droga y muchas armas en las calles”, decían los periodistas caraqueños a quienes cuestionaba el por qué de cientos de homicidios cada semana.

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