Diego Rodríguez
Con el muro de Donald Trump como escenario, una madre deportada hace una década de Estados Unidos y un militar veterano deportado, ambos mexicanos, unieron sus vidas en la fronteriza Tijuana.
Yolanda Varona, dijo hace algunos años a The Exodo que Tijuana era la “ciudad más triste del mundo” porque aquí llegan cada año miles de deportados, que regresan a México, a un país que ya no conocen, sin ningún tipo de apoyo del gobierno mexicano, dejando a sus familias y sus hijos en Estados Unidos, dejando su vida, su trabajo, su patrimonio, del otro lado de este muro de metal.
En Playas de Tijuana, ahí donde dicen que empieza la patria, Yolanda, que encabeza la organización “Dreamers Moms”se unió a Héctor Barajas, zacatecano, quien fundó la Casa del Veterano en Tijuana y quien hace dos años, después de 8 años de lucha, logró obtener la ciudadanía estadunidense y regresar a esa nación.
Con el mar de fondo y el oxida muro de metal, unieron no sólo sus luchas a favor de los migrantes deportados, lo mismo por Barack Obama o por Donald Trump, sino también sus vidas. “Si acepto”dijo Yolanda Varona, oriunda de Guerrero y quien encabeza a la organización que ayuda a mujeres, que como ella, fueron deportadas.
Ellos se enamoraron hace cuatro años en la centenaria Tia Juana. En la boda fronteriza, ella con vestido blanco, ella; él de traje negro. Ambos son la prueba de que hay esperanza y amor para los deportados lo mismo por los republicanos, que los demócratas, en estos días en que se afanan por buscan el voto hispano, el voto de los mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos.
Fotos: Yolanda Varona