diciembre 2, 2024 2:32 am

· Rodolfo Rivera, testigo de 30 años de la historia venezolana

Luis Carlos Rodríguez González

Rodolfo Rivera Vázquez ya no pudo esperar el desdén, el olvido, las promesas incumplidas del presidente Andrés Manuel López Obrador y las mentiras y corrupción de Sanjuana Martínez. Este 15 de septiembre murió en el olvido en Caracas, Venezuela, el periodista que por más de 30 años sirvió como corresponsal de prensa al Estado mexicano.

Él fue uno de mis maestros del periodismo cuando por azares del destino y la profesión llegué a Venezuela a trabajar como jefe de la Corresponsalía allá por el año 2000. Periodista mexicano, formado en diversos medios -El Día y El Popular- decidió hace muchos años vivir en ese país, casarse con una caraqueña -Nohemí- y vivir de lo que sabemos en el oficio, reportear cómo se transformó esa nación hermosa, rica en recursos petroleros, en la República de Chávez, de las manifestaciones, de los círculos bolivarianos, de las acusaciones diarias a los periodistas que lo criticaban, de la carencia de alimentos, de los apagones.

Rodolfo, de 79 años, fue testigo privilegiado de los últimos 30 años de la historia en Venezuela, desde el Caracazo en los tiempos de Carlos Andrés Pérez, el boom petrolero y de los reinados de las bellezas venezolanas, el golpe militar que a la postre llevó a la llamada Quinta República de Hugo Chávez y su gobierno bolivariano, unipersonal, militarizado, hasta el actual de Nicolás Maduro con toda la crisis económica, política, social, de seguridad, salud y humanitaria.

Fue corresponsal de Notimex por 28 años. A finales del 2018, un funcionario miserable de Notimex -Enrique Valadés- amigo y socio del corrupto y entonces líder sindical Conrado García, le dijo que no había contrato para él, ni para la otra veintena de corresponsales en el extranjero. Era un plan del Gobierno de la Cuarta Transformación para permitir la llegada de Sanjuana Martínez y sus negocios con pseudoperiodistas que cobraron millonadas por intentar sustituir a estos periodistas en el extranjero.

En fin. La historia se conoce. Hable con Rodolfo hace unos tres meses. Ya era muy complicada la comunicación por el avanzado deterioro de su salud. Hace exactamente 21 años estábamos en la Embajada de México en Caracas, festejando las fiestas patrias, hablamos de Hugo Chávez, del gobierno centralista y militar, de las contantes visitas de Fidel Castro a Caracas, de la afición de los dos presidentes por el béisbol, del inicio de gobierno de Vicente Fox, de tantos temas.

En mayor del 2020 le hice esta entrevista, una de las últimas que concedió vía telefónica desde su terruño, Caracas:

Rodolfo mira por la ventana de su apartamento en la urbanización Horizonte, alcaldía de Sucre, a los venezolanos, sus vecinos, sus panas como dicen por allá, acarrear agua, sin cubrebocas en plena pandemia, hacer filas para comprar harina para arepas o caraotas —frijoles— o medicinas.

La escasez de gasolina, paradójicamente en un país que fue líder producto de petróleo en el mundo, ha cortado la línea de distribución de alimentos y medicinas en una Venezuela donde ya había una crisis humanitaria y escenas de hambruna antes de la pandemia.

“Esto está muy jodido y yo estoy muy jodido. No sé en qué va a terminar, ya no se parece a la Venezuela que conocí hace más de 30 años. Yo tengo tres meses que no puedo salir del apartamento, en parte por la pandemia y en parte por mi enfermedad —Párkinson—, sólo camino en el pasillo o en los escalones para no entumirme, pero de todas formas a qué salgo, sin dinero ni para medicinas y con riesgo de que me contagie del coronavirus”, dijo a ContraRéplica.

“Aquí en la urbanización hay muchos contagiados por Covid-19. Sé de algunos que han muerto, aunque el gobierno de Venezuela afirma que casi nadie ha fallecido y son pocos los contagiados. Afirma el gobierno que todos los contagiados son venezolanos que están regresando de Colombia o Brasil”, indicó.

A oscuras en su apartamento, por los clásicos apagones de todas las tardes caraqueñas, lamentó “el gobierno mexicano me abandonó después de tantos años de trabajo. Me dejaron aquí tirado con mi enfermedad, sin seguro social ni de gastos médicos, sin pensión y sin nadie que te conteste el teléfono en Notimex. Es inaudito el trato que nos está dando este gobierno”.

En su departamento, de 60 metros cuadrados y que comparte con su esposa venezolana y profesora retirada Nohemí, el egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador “poner orden en Notimex” y que la directora —Sanjuana Martínez— cumpla con su obligación con los 20 corresponsales despedidos.

“Que me jubilen. Trabajé casi 30 años para Notimex y ahora no tengo ni para comer, ni para medicinas. Sobrevivo en Venezuela con cooperaciones y apoyo de los otros 19 corresponsales despedidos y de periodistas y amigos venezolanos”, indicó.

Rodolfo Rivera, de 79 años de edad y con una larga trayectoria en diarios mexicanos y venezolanos, así como en oficinas de prensa de los dos países, habló sobre el grave desmantelamiento de Notimex, que llegó a ser la primera agencia en Latinoamérica y que hoy sólo es referencia de levantones, de notas fusiladas, de ataques a periodistas y opositores y sin presencia ni clientes en Venezuela y Sudamérica.

“No cobro desde diciembre del 2018 —cuando le avisaron junto con los otros 19 corresponsales extranjeros que no se renovaría su contrato— por lo que ya se me acabaron los ahorros, entre la operación que me hicieron en Colombia, los tratamientos y la medicina”.

A finales de 2018 le diagnosticaron Párkinson, lo operaron en Colombia. A pesar de ello, siguió trabajando, enviando todos los días alrededor de 10 notas, reportajes, crónicas de la entonces crisis política, social y económica de Venezuela. Su médico le aconsejó tramitar su jubilación.

Ya no hubo tiempo. Llegaron las elecciones de 2018 en México. Todos los trámites en la Agencia de Noticias del Estado Mexicano entraron en un impasse ante el relevo en la dirección general, entonces a cargo de Alejandro Ramos. A él y a los otros 19 corresponsales les prometieron que, pese al cambio de gobierno, la extensión de sus contratos para 2019 estaba garantizada.

“Teníamos esperanza de que las cosas para los corresponsales, que habíamos sufrido recorte en nuestros salarios en los últimos años, iban a mejorar. Nunca imaginamos la pesadilla que tendríamos a partir de los últimos días del 2018, cuando nos informaron que se terminó la relación laboral con Notimex y que no habría más contratos, ni indemnización, ni en mi caso jubilación”, comentó.

Desde entonces han sido conferencias, cartas, oficios, llamados, lo mismo al presidente Andrés Manuel López Obrador, al vocero presidencial, Jesús Ramírez; a diputados, senadores, a la propia Sanjuana Martínez. Más de año y medio de oídos sordos, de puntos de acuerdo, de exhortos legislativos, de falsas promesas de solución para los 20 corresponsales de Notimex abandonados y con una vida hecha en el extranjero.

Rodolfo Rivera, periodista todo terreno, maestro de muchos reporteros que alguna vez aterrizaron en Caracas en giras presidenciales, para cubrir al exmilitar golpista y a la postre presidente Hugo Chávez, mira por la ventana de su apartamento con el celular en la mano. “Esto está muy jodido, yo estoy muy jodido, ahora necesito una operación en la columna, pero ya no tengo dinero. Ojalá que haya justicia, que se solucione, que no me dejen acá abandonado”. Hasta Siempre, Maestro y Amigo.

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