Luis Carlos Rodríguez
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha presumido, se ha jactado de que el expresidente y ahora candidato republicano es su amigo, a pesar de los insultos a los mexicanos, a los migrantes a quienes ha comparado con delincuentes, violadores y narcotraficantes.
Cuando terminaba el sexenio de Enrique Peña Nieto todos criticaron el encuentro del entonces Presidente con Trump en agosto del 2018 y las críticas que le llovieron, con incluso la renuncia de la entonces canciller, Claudia Ruiz Massieu, no tienen punto de comparación con la genuflexión del tabasqueño hacia el republicano.
A tal grado y a pesar del discurso de la mañanera de que México no es colonia de nadie y somos un país soberano, que por las presiones de Trump en materia comercial, el presidente López Obrador, creó la Guardia Nacional, de los cuales utiliza más de 30 mil elementos como una especie de Border Patrol mexicana, para perseguir y deportar migrantes.
Quien pensó que era falso eso de que México construiría el muro fronterizo, se equivocó. López Obrador militarizo la frontera sur y la ruta migratoria, puso al frente del Instituto Nacional de Migración (INM) a Francisco Garduño, quien a su vez nombró a mandos castrenses en los estados y a la postre esa política “humanista” derivó en el incendio en Ciudad Juárez, donde murieron 40 migrantes.
El muro de Trump lo hizo realidad su “amigo” López Obrador con esta política de perseguir y criminalizar migrantes, rompió récord en deportaciones y se dio el lujo de visitar la Casa Blanca en julio del 2020, donde intercambiaron bats de beisbol con el republicano.
Ya en los últimos dos meses de su gobierno, López Obrador a seguido defendiendo al republicano e incluso criticó a la prensa estadunidense por el trato que le dio después del atentado.
Sin embargo, Donald Trump, ya no está interesado en seguir la amistad con quien considera su empleado, a quien presionó y lo obligó a radicalizar acciones contra los migrantes y eso lo sabe López Obrador.
Esta semana, en la conferencia mañanera, el presidente mexicano leyó la carta que envió al ex presidente de Estados Unidos y candidato presidencial republicano, Donald Trump, para aclarar “desinformación” en cuanto al tema migratorio y las repercusiones de cerrar la frontera.
Reiterando en una posdata que su sexenio aún no finaliza, luego de que el estadounidense mencionó que ya estaba retirado en una entrevista, por lo que López Obrador le pidió “no me ande mandando a la chingada antes de tiempo” a modo de broma y haciendo referencia, tanto al dicho mexicano como al nombre de su rancho en Chiapas, donde se retirará finalizando su mandato.
No era necesaria la aclaración de López Obrador. Desde el primer día de su mandato, Donald Trump ofendió a los mexicanos y como representante “del pueblo bueno y sabio”, como dice ser, López Obrador guardó un penoso silencio.
Desde el principio Trump lo mando a la chingada a pesar de que el mandatario mexicano sigue con su discurso patriotero de defender la soberanía y el respeto a México. Su opción, en los hechos fue la genuflexión con su “amigo” que seguirá practicando hasta el último día de su mandato. Tal Cual.