noviembre 24, 2024 6:33 am

TAL CUAL

Luis Carlos Rodríguez González

Tal cual el país fuera un supermercado, una subasta, un tianguis dominical, una pasarela de modelos, la promoción de un detergente, por estos días de junio todos los candidatos en el país utilizan la mercadotecnia para “vender” sus promesas de campaña: desde tarjetas que darán a la amas de casa una cantidad mensual de dinero, mochar las manos a corruptos, construcción de universidades, centros de salud, generar empleos, bajar las gasolinas o el precio de la cerveza, combatir la corrupción o frenar la violencia, entre otras.

A menos de tres semanas de las elecciones presidenciales y estatales en el país todo se reduce a ver cuál candidato ofrece más, quién baila mejor, quién tiene el slogan más llamativo o quién es capaz de derrotar la canción de campaña del niño Yuawi con estribillo cada vez más cursi, más pegajoso.

Hace unos días, en un evento del Partido Movimiento Ciudadano en el Salón Gran Forum, al sur de la capital del país, asistió el ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, quien tuvo la ocurrencia de bailar y cantar festivamente como el niño Yauwi y prometer una “reconstrucción planeada y organizada” de todos los inmuebles dañados por los sismos.

Ello a unos 500 metros de los Multifamiliares de Tlalpan, donde fallecieron una decena de personas el pasado 19 de septiembre a causa de los sismos.

Que desvergüenza electorera de Mancera, quien es uno de los artífices de la tragedia que cobró cientos de víctimas en la capital, quien no hizo nada como Jefe de Gobierno en materia de reconstrucción de miles de viviendas dañadas y que ahora camina festivo, baila y canta rumbo a un escaño seguro en el Senado de la República que le dará el fuero y la impunidad que requiere para seguir haciendo negocios.

Es junio regalado en la Ciudad de México y el país que están convertidos en un gran escaparate de la demagogia, de la virtual compra del voto por medio promesas fáciles. Alejandra Barrales promete para las “jefas” de familia 2,500 pesos al mes. Mikel Arriola, del PRI, no se queda atrás y sube la oferta a 3,200 pesos, pero sólo a las mujeres de más de 60 años de edad.

Imágenes mejoradas, con Photoshop, que muestran a candidatas como María Rojo, aspirante a alcaldesa de Coyoacán por Morena y quien llama “Culiacanes” a la zona de los Culhuacanes, con 20 años menos. Lo mismo la morenista que busca Iztapalapa, Clara Brugada, quien la magia de la mercadotecnia electoral la presenta como una veinteañera cuando ya rebasa los 50 años.

En Morelos, el candidato a la alcaldía de Jiutepec, por la coalición entre el PRD y PSD, José Manuel Agüero Tovar, en redes sociales aparece bailando con unos zapatos de payaso y prometiendo, de ganar el cargo, dar zapatos gratis a los estudiantes de primaria.

Paradójicamente, el candidato presidencial independiente Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, ya cumplió. Hace unos días presentó ante el Senado la iniciativa para cortar las manos a los políticos corruptos. No ganará las elecciones, pero su iniciativa también plantea pena de muerte a los asesinos de militares y policías.

En Nuevo León una maestra de secundaria y candidata a diputada federal, Valentina Treviño, hizo una singular promesa a los habitantes de su distrito: bajar el precio de las cervezas.

México y su democracia, donde se repite la fórmula de la promesa fácil, donde el hartazgo por los escándalos de corrupción, las “Casas Blancas”, los socavones, los asesinatos, la inseguridad, permiten que los ex futbolistas ingresen a la cancha electoral, que un galán de telenovela pueda ganar una curul, que un ex conductor de televisión pueda aspirar a gobernar una alcaldía o un cantante de banda tenga posibilidades de ser diputado local en el norte del país. Tal Cual.

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