MEXICO YA TIENE SU PROPIO “MURO” CONTRA LOS MIGRANTES CENTROAMERICANOS
The Exodo/Luis Carlos Rodríguez González
A miles de kilómetros del Río Bravo y en prácticamente todo el país existe una persecución, detenciones, discriminación, abusos y delitos en contra de los migrantes. No estamos hablando de operativos de agentes del ICE que detienen a un hispano en Los Ángeles cuando llevaba a sus hijos a la escuela, ni de un loco neoyorquino golpeando a una anciana mexicana, ni un “dreamer” que es arrestado por policías en Seattle.
Estamos hablando de México y de sus policías de los tres niveles de gobierno, de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) que instalan retenes en prácticamente todas las rutas y carreteras que nacen en el sur de nuestro país y que tienen como destino la frontera norte. La persecución también llega a las centrales de autobuses en un país cuyo gobierno, por lo menos en el discurso, dice “no creer en los muros” y repudia los dichos antinmigrantes y las deportaciones que promueve Donald Trum.
Pero en la práctica y no sólo en este sexenio, sino desde hace por lo menos una década, México ya construyó su propio “muro” infranqueable, en ocasiones mortal, para los centroamericanos, sudamericanos y caribeños. No es de cemento y varilla, pero es más letal porque provoca rutas más peligrosas para los migrantes en su afán de esconderse, de huir de los agentes del INM, aseguran activistas de derechos humanos.
El “muro” humano, invisible, conformado por una red de agentes migratorios y policías que prácticamente arrojan a los centroamericanos zonas más inhóspitas, plagadas de criminales, bordeando pueblos, costas, a expensas de traficantes que los “venden” a los cárteles que lo mismo los extorsionan, secuestran, asesinan y en ocasiones desaparecen en fosas clandestinas como las de San Fernando, Tamaulipas, como ocurrió en el gobierno de Felipe Calderón.
“La cacería continua día y noche del personal del Instituto Nacional de Migración (INM) cada vez más se arrecia contra los migrantes centroamericanos al cruzar el territorio mexicano, son más perseguidos, violentados. Esto en la práctica es un “muro” fronterizo que existe desde hace una década pero que se fortaleció en septiembre del 2014 se echó andar de parte del estado mexicano el Plan Frontera Sur, subrayó el activista del Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), Rubén Figueroa.
En un informe del Senado de la República se indica existe una grave situación de violencia hacia los migrantes centroamericanos en tránsito por México, donde sistemáticamente se violan sus derechos humanos.
Los más mediáticamente “visibles” han sido las masacres de San Fernando en 2010 y de Cadereyta en 2012 –donde se transgredió brutalmente el derecho al respeto de la vida–, la crisis de los niños y adolescentes migrantes no acompañados de 2014 y 2015 –donde se les negó el derecho al asilo/refugio–, la trata de personas y explotación sexual de mujeres en la frontera sur de México y los crímenes y violencia hacia centroamericanos que condujeron a la situación de los migrantes mutilados, donde se le negó el derecho a la integridad física.
Según datos del informe de Red de Documentación de Organizaciones Defensoras de Migrante y de Amnistía Internacional de 2015, los crímenes que sufren los migrantes en su paso por México ocurren más frecuentemente en el suroeste del país –en primer lugar Chiapas, luego Veracruz, Oaxaca y Tabasco y los principales agentes que cometen los delitos son el crimen organizado –con 45.72 por ciento de los ilícitos– y diversas autoridades del Estado– con un 41.5 por ciento y comprendiendo varias fuerzas de seguridad como Policía Federal, Policía Municipal, Policía Estatal.
Los actos delictivos más frecuentes son el robo –66.48 por ciento de los delitos–, extorsión –25.68 por ciento–, lesiones –2.5 por ciento–, secuestro –1.3por ciento–, abuso de autoridad –0.81 por ciento, pero también acontecen casos de abuso sexual, amenazas, homicidio, intimidación, soborno, tráfico de personas, violación sexual.
Por su parte, la senadora Luz María Beristain dijo que México se ha convertido en el “anti-migrante” del sur, ya que Estados Unidos en 2016 deportó a 96 mil migrantes, mientras nuestro país expulsó a 147 mil.
Cada año entran a México unas 45 mil mujeres centroamericanas, sin documentos, de ellas el 70 por ciento han sufrido algún tipo de abuso sexual.
Guillermo, migrante hondureño de 20 años, salió huyendo de su país por amenazas de muerte por parte de padillas quienes querían obligarlo a ser parte de esas bandas. Si regresa a Honduras tiene una sentencia de muerte.
“Durante mi trayecto por México fuí golpeado, desnudado y despojado de todo mi dinero por parte de criminales. Viajaba con un amigo al que le dispararon. No sé si lo mataron. A mí me amenazaron con un machete. Después fui detenido y en lugar de ayudarme me preguntaron si traía dinero. Los agentes del Instituto Nacional de Migración en Palenque, Chiapas me humillaron. Nos tratan como criminales”, dijo a The Exodo.
Es un sobreviviente del “muro mexicano”. Actualmente vive en un refugio para migrantes en la Ciudad de México. Sabe que llegar a Estados Unidos es una misión imposible en los tiempos de Donald Trump por lo que espera quedarse en nuestro país para trabajar y ayudar a su familia en Honduras. www.theexodo.com