Tal CualLuis Carlos Rodríguez González
La definición más aceptada de Murmullo es “ruido confuso y poco intenso que se produce cuando dos o más personas hablan en voz muy baja”.
El tema fue puesto en la palestra de los medios mexicanos durante las conclusiones que realizó el presidente Enrique Peña Nieto después de su participación en la Reunión del G-20, realizada en Hamburgo, Alemania.
Lo anterior después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insistió en que México debe pagar por el muro durante una reunión con Peña. El mandatario mexicano en rueda de prensa y cuestionado sobre el tema, visiblemente molesto respondió: “frente a lo que suscitó después de este encuentro, claramente nuestra relación bilateral no puede estar marcada por murmullos, como los que ayer tuvieron lugar”.
Obviamente lo que menos que deseaba el presidente Peña era ser nuevamente exhibido por Donald Trump y lo que se habló, se comentó, se discutió o no sobre el desafortunado proyecto del muro y que México lo tendría que pagar, fue reducido por el titular del Ejecutivo mexicano a simples “murmullos”.
Tal vez ese mismo “ruido confuso y poco intenso” es que el percibe el presidente Enrique Peña Nieto al arranque de lo que será su último año de gobierno en temas como la violencia, la inseguridad, el aumento de asesinatos, los escándalos de gastos en dependencias como la Sedatu, el presunto espionaje ahora no sólo a periodistas y defensores de derechos humanos, sino incluso a grupos de observadores internacionales.
El caso publicado esta semana por el diario estadounidense The New York Times, que reveló los hallazgos de la Universidad de Toronto, respecto a que el grupo de expertos enviado a México por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para investigar la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa fue blanco de espionaje a través de un sistema adquirido por el gobierno mexicano, tal ver se busca se diluya el escándalo con los días y quede en un mero “murmullo”.
Algunas cifras del “murmullo-2 de la realidad mexicana: De acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública, la cifra de asesinatos en el país en el pasado mes de mayo de este 2017 fue la más alta no sólo de la administración del presidente Peña Nieto, también de cualquier otro sexenio desde 1997, año en el hay datos disponibles, así como de 2011 donde se tenía el récord de 2 mil 131 casos. En promedio, los asesinatos registrados en mayo equivalen 71 crímenes cada día.
Lo que ocurre todos los días en cárceles mexicanas como la reciente masacre en Acapulco con un saldo de 28 muertos, el éxodo de la violencia en estados como Sinaloa, incluso el incremento de asaltos y homicidios en lo que antes eran considerados ciudades “blindadas” como la capital del país, sólo por mencionar algunos pocos casos, no pueden ser consideradas como en tiempos de Felipe Calderón como “daños colaterales” o simples “murmullos” o descalificaciones a quienes critican la grave situación que vive el país.
Las campañas electorales están por empezar. A más de un secretario de Estado ya no le interesa resolver estos graves problemas. Están interesados en los reflectores, las encuestas y las pasarelas mediáticas que los proyecten hacia una candidatura en el 2018. Es tiempo de que el presidente Peña ponga orden, escuche ese lejano ruido y “murmullo” de los ciudadanos cansados de las promesas, de la demagogia, del discurso fácil y evitar que el país siga en la ruta de la descomposición, de la violencia, de la ingobernabilidad. Tal Cual. www.theexodo.com