Luis Carlos Rodríguez/The Éxodo
La senadora del PRI por Nuevo León, Marcela Guerra Castillo, quien presume en sus redes sociales el tema de la equidad de género y de la defensa de la dignidad del trabajo de las mujeres, no tuvo empachó en gritarle a Lupita, una trabajadora de una empresa que da servicios de mantenimiento y limpieza del Senado y quien gana menos de 800 pesos a la semana: “A ver si dejas de platicar y te pones a trabajar que para eso te pagamos. Mira cómo están los baños”.
Lupita, sonrojada, apenada, se guardó su coraje y revisó la limpieza de los baños en la planta baja del Senado de la República. Personal del recinto legislativo que vieron la escena le reprocharon en voz baja a la Presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores para América del Norte: “Así ha de tratar a la gente cuando anda en campaña verdad”. El incidente ocurrió apenas hace unas semanas. No trascendió porque nadie grabó a “Lady Baños con Fuero”.
Otro caso. Jair es sólo una estadística más de la discriminación en México. Es afrodescendiente, es joven, logró un buen nivel de escolaridad pero se enfrenta a un trato desigual, injusto, racista, que está determinado por el color de su piel, por su lugar de origen y su situación socioeconómica.
No es un caso aislado y ni siquiera regional o que sólo afecte a los afromexicanos o afrodescendientes. El racismo afecta a grandes sectores de la población por el color de su piel morena o por sus características indígenas, su forma de vestir o hablar.
“En chinga mi negrito. Hay que recoger las mesas y después te vas al bar a lavar copas y tequileros. No te tardes negro porque nos va a tocar montar mesas para el bufete del desayuno”, apresura su jefe a Jair, quien trabaja como mesero en un hotel gran turismo en la Zona Diamante de Acapulco.
Con 25 años de edad concluyó hace tres años la Licenciatura de Administración de Empresas Turísticas. Desde entonces ha trabajado en tres hoteles buscando un puesto donde pueda desarrollar sus conocimientos. La respuesta es siempre que sólo hay de mesero o en mantenimiento. Las plazas en la administración, relaciones públicas e incluso en el lobby son ocupados para personas de tez más blanca.
“Estoy orgulloso de ser afromexicano. Lo que si me molesta es que siendo egresado de la licenciatura no me den chance de trabajar en otro puesto. Hay chavos que no tienen ni la preparatoria y los tienen en contabilidad o en recepción. Pero ellos son blancos o no tan morenos como yo. Yo ganó 700 pesos a la semana y eso contando las propinas”, comentó a The Exodo Jair, quien es oriundo del pueblo de Faro de Maldonado, Municipio de Cuajinicuilapa, Guerrero, región conocida como “África Mexicana”.
Jair es parte de las estadísticas del INEGI y los resultados del Módulo de Movilidad Social Intergeneracional (MMSI) indicó que las personas que se auto clasificaron en las tonalidades de piel más oscura, se observa un mayor rezago educativo: 28.8% cuentan con primaria incompleta y 23%
con primaria completa. Mientras que las personas de tez clara tienen 29.3 por ciento de nivel medio superior y 44.4 por ciento educación superior
Julio Santaella, presidente del INEGI, en julio pasado en el marco de un foro en el Senado, reconoció a partir de esta encuesta lo que es una realidad en México y apuntó: “Las personas con piel más clara son directores, jefes o profesionistas; las de piel más oscura son artesanos, operadores o de apoyo”.
El estudio del INEGI agrega que las personas de piel oscura tienen menores ingresos que los de piel banca. A estos últimos se les ubica entre la población con mayor ingreso. Las personas que se autocalificaron con tono de tez clara, sólo 10 por ciento carece de algún nivel de escolaridad, mientras que 20.2 por ciento las que se auto clasificaron de piel más oscura no tiene instrucción.
Parece una obviedad, pero es parte de la cultura, de lo que promueve la televisión y la publicidad en México. Incluso en los programas “especiales” de las televisoras a raíz del sismo y de la labor de los rescatistas y voluntarios, incluso los que difunde por estos días el Gobierno de la República, destacan jóvenes de tez blanca ayudando, cargando escombros, con sus chalecos. No se ven a los miles de albañiles de tez morena, indígena, que acudieron a los edificios derrumbados a trabajar sin descanso.
Eva Arceo, del Centro de Investigación y Docencia Económica, indicó sobre el tema que la publicidad del gobierno federal sobre programas sociales utiliza actores de tono de piel más oscura de los de cualquier otro anuncio en medios masivos. Eso refleja una realidad, que la pobreza tiende a tener un tono de piel más oscuro; pero también reproduce estereotipos: que estas personas son pobres.
Agregó que en los clasificados de los periódicos para buscar empleo se encuentran anuncios como este: “Edad, de 25 a 35 años, presentación excelente, buena imagen física, cabello arreglado, sin acné, de complexión delgada, que luzca bien. Nivel económico medio alto, pronunciación adecuada. De tez blanca”.
Arceo indicó que existe correlación entre escolaridad y color de piel. Las personas de piel blanca tienen mayores logros educativos y económicos; las piel morena, en cambio, tienen por lo menos 3.3 años menos de escolaridad.
En cuanto al ingreso, señaló, de acuerdo con la encuesta del INEGI, las personas de piel oscura tienen menores ingresos que los de piel banca. A estos últimos se les ubica entre la población con mayor ingreso.
El diario “El Financiero” hace unas semanas publicó otra encuesta que indica que el 39 por ciento de mexicanos cree que una persona de piel clara tendría más éxito en encontrar un buen trabajo en nuestro país, que alguien con piel morena oscura. Solamente el 9 por ciento se inclina a pensar que ésta última tendría mejores perspectivas laborales, mientras que 49 por ciento opina que ambas personas con tonos de piel diferentes tendrían las mismas oportunidades.
Asimismo el 38% opina que una persona con piel clara suele tener una mayor aceptación entre la sociedad que una persona con piel morena oscura. Sólo el 7% se inclinó a pensar que ésta última tiene más aceptación social y el 52 por ciento opina que la aceptación sería la misma hacia cualquiera de las dos. La encuesta se realizó en vivienda en junio pasado a 1,200 adultos en las 32 entidades federativas.
Los especialistas y encuesta del INEGI sólo confirman una realidad del México “solidario” que destaca por estos días el gobierno mexicano con imágenes de rescatistas güeros: el color de la piel tiene relación directa con la desigualdad y la discriminación de la sociedad. www.thexodo.com