TAL CUALLuis Carlos Rodríguez González
Que el titular de la de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, Roberto Cabrera Alfaro, no conozca el número o las denuncias de personas desaparecidas en el país es grave. Peor aún, que ni siquiera conozca el número de víctimas que ese organismo desconcentrado de la Secretaría de Gobernación ha encontrado durante los meses en que ha estado operando.
Lo cuestione personalmente el pasado viernes 7 de septiembre en el marco de la firma de un convenio entre el INE y la citada comisión, para el intercambio y confronta de información de personas desaparecidas con la base datos del padrón electoral, de manera fundamental con imágenes y huellas dactilares.
Sin pena, respondió que no conocía el número de personas que busca el elefante blanco que encabeza. Le insistí sobre la gravedad del hallazgo, hasta ese momento de 166 cráneos en 33 fosas clandestinas de Veracruz.
“No me corresponde calificar lo que ocurrió en Veracruz sino coadyuvar a la identificación de las personas”, respondió el burócrata, con traje impecable, que en lugar de estar firmando convenios de papel, tendría que estar en el lugar de los hechos desde que se conoció el hallazgo de este mega cementerio clandestino.
Lo cierto es que en este país de burocracias, de impunidad, de corrupción, los familiares de los desaparecidos son quienes buscan a sus muertos. Aquí nadie se mueve sino es por la presión social.
Son las madres, las hermanas, los hijos, los familiares de los miles de desaparecidos durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña, quienes a mano, con palas, con picos, rascan en terrenos donde sospechan o alguien les dijo que pueden estar los suyos. Aquí no hay trabajo forense, ni de investigación, por más que se quieran alzar el cuello personajes como el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes.
El Colectivo Solecito, que busca a desaparecidos en Veracruz, denunció que la Fiscalía de ese estado, no les ha permitido el acceso ni a los familiares, ni a la Comisión de Derechos Humanos del estado a estas fosas clandestinas descubiertas la semana pasada.
Hay un desprecio total hacia los familiares de miles de víctimas. Cuántos desaparecidos. Tal vez le sirva el dato al titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas. A tres meses de terminar la Presidencia de Enrique Peña Nieto, hay 35 mil 410 víctimas de desaparición en México, ello de acuerdo al Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED).
Dos sexenios que han convertido al país en un gran panteón clandestino, donde lo mismo están las victimas colaterales de Calderón, que migrantes que fueron secuestrados por crimen o vendidos por policías, que mujeres y niñas que cayeron en manos de tratantes o jóvenes que estuvieron en el lugar y la hora equivocada.
Los desaparecidos, las fosas, son o deberían ser un tema de seguridad nacional. En otras naciones sería un escándalo de magnitudes mayores, con renuncias y gente en la cárcel. Aquí no pasa nada,
a pesar de que es un tema muy sensible para decenas de miles de mexicanos, donde el encargado de la búsqueda no puede aludir que desconoce las cifras. Que no le preocupa el tema. Simplemente esa ignorancia, esa desfachatez dibuja de cuerpo entero el sexenio que concluye. Tal Cual. www.theexodo.com