TAL CUAL
Luis Carlos Rodríguez González
Buenas noticias para los migrantes centroamericanos y haitianos que se encuentran en México, sobre todo en ciudades como Tijuana, en espera de asilo político o de una oportunidad para cruzar hacia a Estados Unidos.
No. Desafortunadamente no hay indicios de que el gobierno de Donald Trump otorgue asilo a los miles de haitianos que ya se han adaptado a la vida y el trabajo en la frontera mexicana, ni tampoco se debilitará el control fronterizo o se cancelará el doble muro que avanza desde Playas de Tijuana y que se espera construir hasta Reynosa.
La buena noticia es que el gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador a partir del 1 de diciembre tiene la intención de dejar de ser el patio trasero de Estados Unidos, el policía gringo que les cuidará su frontera desde el Suchiate o su versión mexicana de la Border Patrol.
Ello a diferencia de los gobiernos de Vicente Fox, con su enchilada migratoria completa; de Felipe Calderón, con su guerra contra el narco que dejó en medio de las balas a los migrantes; y de Enrique Peña, con Plan Frontera Sur y sus deportaciones masivas.
Hace unos días, el New York Times publicó una nota donde se informaba que el gobierno de Donald Trump había notificado al Congreso estadounidense sobre la intención de destinar 20 millones de dólares para ayudar a México a pagar los pasajes de avión y autobús con el fin de a 17 mil personas que ingresaron de manera ilegal a territorio mexicano.
No es la primera vez que Trump ha manifestado su intención de que México siga siendo como en el actual sexenio y en por lo menos los dos anteriores, su policía fronterizo, ello vía la Iniciativa Mérida o el llamado Plan Frontera Sur, donde ambos gobiernos recibieron y reciben recursos para modernizar aduanas, capacitar a agentes del Instituto Nacional de Migración y en resumidas cuentas fortalecer la persecución, detención y deportación de centroamericanos y caribeños.
Sin embargo y al ser cuestionada sobre estos 20 millones de dólares para deportaciones masivas y si el nuevo gobierno seguirá jugando el papel de “policía” de Estados Unidos, la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sostuvo que México “de ninguna manera” adoptará dicho rol a partir del 1 de diciembre.
De acuerdo a versiones difundidas por la revista Proceso, Marcelo Ebrard Casaubón, futuro canciller, le habría solicitado al actual titular de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, no aceptar este paquete de “ayuda” para las deportaciones de miles de migrantes centroamericanos y haitianos que están en México en espera de cruzar hacia Estados Unidos.
Cierto es que el rechazo de esta “ayuda” no solucionará de fondo el creciente fenómeno migratorio que tiene su origen en la pobreza y la violencia en el llamado “Triángulo del Norte” que conforman El Salvador, Guatemala y Honduras, pero tampoco permitirá que estos miles de centroamericanos, entre ellos muchas mujeres y niños, sean devueltos de inmediato a sus naciones donde su vida está en peligro.
El mensaje del nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador a Donald Trump en este tema de obligar a México a ser su “policía” migratorio es contundente. Esperamos que esa firmeza se mantenga todo el sexenio y nuestro país deje de romper récords en la detención y deportaciones de migrantes. Tal Cual.
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