The Éxodo/Luis Carlos Rodríguez G.
Con un pequeño cajón de madera, Casimiro, de 8 años de edad, recorría por las tardes el centro de Uruapan en busca de clientes para lustrar su calzado. Ya más grande, de 12 años combinaba sus estudios en la Secundaria con la venta ambulante de mercancías y acompañado de una guitarra cantando en los camiones urbanos de esta hermosa ciudad michoacana.
Nunca se imaginó aquel niño indígena que tres décadas después se convertiría en el primer purépecha en llegar al Senado de la República. El camino fue difícil, reconoce el flamante legislador, ya que la pobreza y el trabajo duro fueron compañeros inseparables de él y su familia, todos ellos oriundos de Sicuicho, municipio de Los Reyes, un pequeño pueblo de un poco más de 1,000 habitantes, la mayoría hablantes del purépecha,
La pobreza extrema obligó a los padres de Casimiro a dejar el pueblo y llevarlo junto con su hermano a vivir en las orillas de Uruapan. “Mis padres son vendedores informales, nos dedicamos a vender artículos de temporada en navidad, en Día de Muertos, para la Semana Santa”, recuerda desde su hoy lujosa oficina en el Senado.
“De niño boleaba zapatos en los portales de Uruapan y ya de adolescente me subía a los camiones con una guitarra para ganar unos pesos y ayudarme con los estudios. El único requisito de mi padre para dejarme trabajar era sacar buenas calificaciones”, apuntó.
El estudioso adolescente logró entrar a la Escuela Normal de Cherán, donde se graduó y a la par inició su carrera política, primero defendiendo las causas de los vendedores informales en Uruapan y después ya en la vida partidista.
De los pocos beneficiarios de la “tómbola” o sorteó que realizó la dirigencia de Morena para elegir a candidatos a senadores y diputados plurinominales, que realmente lo merecían, Casimiro Méndez, cuenta además con estudios de maestría en Educación Básica y un doctorado en Ciencias de la Educación por la Universidad de Santander, España
Por casi dos décadas fue maestro rural, en comunidades indígenas como Capacuaro, actividad que compartió con su liderazgo en el Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Conocedor como nadie del tema educativo, sin embargo, fue relegado por el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, de la Comisión de Educación y sólo fue colocado como secretario de la Comisión de Asuntos Indígenas.
Casimiro Méndez, sencillo en su trato, de traje oscuro, sin corbata, actualmente tiene 41 años de edad y es un convencido de que la Reforma Educativa se debe derogar porque no sirve a la educación, a los niños, ni a los maestros.
“En mi experiencia como maestro rural es inservible. Sólo busca sancionar a los profesores, pero no hay nada que ayude a mejorar la calidad de la enseñanza, ni modernizar la infraestructura de decenas de miles de escuelas que no tienen ni baños, ni agua y en ocasiones ni techo. Es una farsa”, concluyó el senador michoacano.
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