noviembre 23, 2024 3:12 pm

Fotografía: Sandra Suaste Ávila/ Regeneración Radio

Luis Carlos Rodríguez González/The Exodo

Celaya, Guanajuato.- Marla es la cara femenina del éxodo migrante que cruza por México. Madre de dos pequeños niños, huye de la violencia y la pobreza extrema de Honduras. Ha vivido de todo en este periplo ya que estuvo a punto de morir ahogada junto con su hija de dos años de edad cuando un helicóptero de la Policía Federal de México, el pasado 29 de octubre, intento detenerlos al provocar viento y olas sobre el Río Suchiate.

Ella al igual que cientos de mujeres, tal vez miles, la mayoría madres, forman el contingente de hondureñas, salvadoreñas y guatemaltecas que buscan el “sueño americano” y que han aprovechado estas caravanas migrantes como un blindaje ante el riesgo, no sólo de hostigamiento policiaco y migratorio de su cruce por México, sino también de violaciones sexuales, físicas, secuestro y trata de personas.

la Red Regional de Organizaciones Civiles para las Migraciones (RROCM) destacó recientemente su preocupación por el aumento de casos de abuso sexual y violaciones sexuales sufridas por mujeres y adolescentes migrantes irregulares, cometidas por particulares, bandas delictivas, traficantes de personas o empleados de instituciones gubernamentales, en los países de tránsito o destino.

La temperatura a las siete de la mañana en la autopista Celaya-Irapuato es de cinco grados. Marla, de 23 años, afrodescendiente, carga y cobija a Arcy, su hija de dos años con una mano y con la otra empuja una vieja carriola donde Marlon, de tres años, está dormido.

Junto con unos 100 migrantes esperan un aventón de algún camionero que los lleve a Irapuato, a Guadalajara o cualquier ciudad mexicana rumbo al norte.

“Salí hace más de un mes de La Ceiba. Allá a diferencia de estos lugares de México, hace mucho calor. Por esos mis dos hijos han estado enfermos de gripa y tos durante todo el trayecto”, comentó a The Exodo.

Sin entrar en detalles de los motivos la salida de su país, dijo que ante los peligros que han enfrentado busca convencer a su hermana, que también forma parte de esta caravana, para quedarse en México y buscar un trabajo.

“Yo ya me quiero quedar aquí, pero mi hermana quiere seguir hasta Estados Unidos. Yo soy maestra de preescolar, creo que podría trabajar acá, de lo que fuera, aunque no sea como maestra, pero ya no quiero expone a mis hijos a ningún riesgo”.

La migrante recuerda lo ocurrido el pasado 29 de octubre cuando nadando llevaba a sus hijos en una cámara inflable para cruzar el Río Suchiate. “Ya íbamos a la mitad del río cuando de pronto un helicóptero de la policía mexicana empezó a bajar, como amenazarnos, provocando olas y aire muy fuerte. A mi hijo lo cargo mi hermana para que no se cayera. Yo abrace a mi niña, pero las olas y las piedras que volaban me tiraron al agua”.

Marla recuerda que ello provocó que soltara al pequeño Marlon y por unos dos minutos todo fue confusión. Pensó que ella moriría ahogada al igual que su hijo. “Tuve mucho miedo, pero unas personas que iban cruzando con nosotros rescataron a mi hijo y me ayudaron a mí, porque no se nadar”.

La Secretaría de Gobernación y Justicia de Honduras indica que las mujeres migrantes en su mayoría son jóvenes entre 20 y 40 años, solteras, cabezas de familias, que muchas veces huyen de la violencia doméstica y en su mayoría, realizan esta travesía teniendo algún tipo de responsabilidad familiar.

El aumento de la feminización de la migración en los últimos años, ha generado la transformación de las familias de mujeres que ante la pobreza se ven obligadas a dejar su país de origen, transformando la relación que sostienen con sus hijas e hijos a lo que las y los especialistas llaman “maternidad transnacional”.

Las mujeres constituyen el 47 por ciento de los 40 millones de personas que se desplazan en el mundo ya sea internamente en sus países o en otra nación, sostiene el informe: “Estado de la población mundial 2010″, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Por su parte, Amnistía Internacional estima que 6 de cada 10 mujeres migrantes son abusadas sexualmente, pero son muchas las mujeres que viajan sabiendo que serán abusadas, ya que muchas de ellas consideran que es una cuota que deben pagar.

La investigadora de la Universidad de Arizona, Raquel Rubio Goldsmith, destacó que cada vez más mujeres solas y con niños, tanto mexicanas como centroamericanas, están cruzando la frontera entre México y Estados Unidos sin documentos, por zonas peligrosas como el desierto, lo que también ha detonado el número de muertos.

La especialista en estudios de la Frontera México-Estados Unidos, dijo que en el fondo “la migración es una actitud bastante revolucionaria de las mujeres y de los niños, ante la necesidad de reencontrarse con sus esposos, padres o hermanos”.

La investigadora del Instituto de Infancia y Mundo Urbano (CIIMU), de la Universidad Autónoma de Barcelona, Claudia Pedone, señala que a inicios del siglo XXI, las madres transnacionales latinoamericanas y sus familias empezaron a construir nuevos espacios, expandiendo límites nacionales e improvisando estrategias de maternidad y nuevas pautas de crianza.

En su texto titulado: “La Maternidad Transnacional: Nuevas Estrategias Familiares frente a la Feminización de las Migraciones Latinoamericanas”, señala que la paradoja remite a que las mujeres migrantes dejan su rol de cuidadora de origen, para migrar a cuidar a niñas, niños, ancianos y hogares a cambio de un salario en el “Primer Mundo”.

www.thexodo.com

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