TAL CUAL
LOS CAMIONES DE MIGRANTES DE TRUMP
Luis Carlos Rodríguez González
Donald Trump regresó a la carga con verdades a medias para seguir presionando en favor de recursos para la construcción del muro fronterizo.
En su discurso del Estado de la Unión, apuntó sin dar más detalles: “Acabamos de saber que en ciudades mexicanas, para eliminar a los inmigrantes ilegales de sus comunidades, están consiguiendo camiones y autobuses para llevarlos a nuestro país en áreas donde hay poca protección fronteriza”.
Al arremeter contra las “ciudades mexicanas” que supuestamente le están acarreando centroamericanos hacia Estados Unidos, el magnate seguramente se refirió a José María Fraustro, el secretario de Gobierno de Coahuila, quien el pasado fin de semana informó que esa administración estatal gestionaba el transporte para unos 1,600 migrantes que viajaban de Saltillo, la capital del estado, a la ciudad fronteriza de Piedras Negras.
“Un gran número de personas está llegando a través de México con la esperanza de inundar nuestra frontera sur”, escribió Trump más tarde en Twitter.
Tal vez lo que no sabe el presidente de Estados Unidos es que esos 500 kilómetros que separan a Saltillo de Piedras Negras operan grupos criminales y cárteles de la droga que están al acecho de los migrantes a quienes detienen para extorsionar, secuestrar, reclutar o asesinar. No hay que olvidar el caso de San Fernando, Tamaulipas, en 2011, en donde fueron asesinados más de un centenar de migrantes. La mayoría con armas vendidas y traficadas desde Estados Unidos.
Bien por el gobierno de Coahuila, donde en el pasado también se han registrado casos de violencia, secuestros y asesinatos en contra de migrantes. Son cientos o tal vez miles de casos en los últimos años de migrantes que han sido víctimas de grupos criminales y cárteles de la droga.
Trump no dice nada en su discurso al pueblo estadunidense que muchas de las armas que utilizan los cárteles de la droga que operan en México son vendidas sin ningún control en las ciudades estadunidenses fronterizas. No refiere nada de las miles de armerías y ferias donde los sicarios mexicanos compran los arsenales como si estuvieran en un Wall Mart.
Por cierto y en este contexto la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en México, con el apoyo del Programa Casa Refugiados (PCR), realizó una encuesta a 409 centroamericanos que ingresaron hace unos días a México. Del total de los entrevistados, únicamente 35 por ciento era parte de la “caravana”, el resto llegó a la frontera en grupos más pequeños.
De las personas entrevistadas, 63 por ciento indicó que entre las razones que lo llevaron a dejar su país de origen se encontraba el haber sido víctima de la violencia, o bien, por el temor por la situación de la violencia.
Asimismo, 70 por ciento manifestó que de regresar a su país, enfrentaría un riesgo contra su vida, integridad o libertad y/o que estaría en riesgo por la situación de violencia.
De las personas entrevistadas, 75 por ciento son de Honduras; 13 por ciento de Guatemala; 9 por ciento de El Salvador y 3 por ciento, de Nicaragua.
La mayoría de las personas entrevistadas viajaban en grupos familiares. De las 988 personas, 35 por ciento son mujeres y 31 por ciento son niños, niñas y adolescentes. De éstos, 9 por ciento viajaba sin la compañía de su padre, madre o tutor legal.
A estas personas que huyen de la violencia, de la pobreza, la inmensa mayoría mujeres y niños, son a los que Donald Trump ha dicho que detendrá: “Hemos enviado militares adicionales. Construiremos un muro humano si es necesario. Si tuviéramos un muro de verdad, ¡esto no se hubiera producido!”. Tal Cual.
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