julio 26, 2024 6:15 pm

Las mal llamadas estaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) son en realidad un sistema de cárceles donde lo mismo detienen a migrantes que son deportados de Estados Unidos, los que s encuentran en tránsito y quienes a pesar de tener documentación como visas humanitarias, de turistas, son detenidos por hasta por periodos de 10 meses, extorsionados y maltratados.
Dentro de estas cárceles militarizadas por el gobierno de López Obrador, ya que 18 de las 32 en el país están a cargo de mandos castrenses, son recurrentes la práctica de extorsión a familiares de los detenidos a quienes se les piden diversas cantidades por liberarlos, el cobro de cuotas o pago de favores por servicios básicos como los de higiene personal y la existencia de ”tienditas” que son propiedad de agentes pero que se las encargan a internos, así como la presencia en el exterior de abogados o coyotes que afirman cuentan con el respaldo de funcionarios para tramitar visas, salvoconductos o liberar detenidos.
Activistas y especialistas en migración refieren que en las estaciones del INM la corrupción se da en todos niveles, pero no sólo en los centros de detención, sino también en los retenes, garitas de ingreso al país y aeropuertos donde son frecuentes las denuncias de este tipo de prácticas que incluso llegan al acoso sexual en el caso de mujeres extranjeras.
Las cuotas o pago de favores por acceder a papel de baño, pasta de dientes, toallas sanitarias o pañales para bebé varían en cada caso, sobre todo por la situación económica de la mayoría de los migrantes que en ocasiones llegan sin recursos a los centros de detención, ya que en ocasiones es sólo para “el refresco o la torta” pero en ocasiones cuando se trata de trámites como la liberación, la tramitación de visas temporales o salvoconductos, las cifras pueden llegar a los 5 mil dólares.
La directora y cofundadora de la organización Apoyo a Migrantes Venezolanos, Lizbeth Guerrero, expuso que tienen denuncias de que en la Estación Migratoria Siglo XXI de Tapachula, la que es presumida como el modelo de albergues en el país, existe la corrupción por agentes y guardias que eligen a un migrante para atender “la tiendita” donde se venden productos básicos que les son negados o racionados a los internos.
En entrevista con El Universal expuso que los costos de estos productos, desde papel de baño, toallas sanitarias, galletas, cigarros, refrescos, entre otros, obviamente tiene un costo más alto que en el exterior y es un negocio, que de acuerdo con migrantes que estuvieron detenidos ahí, lo controlan funcionarios y agentes del INM, quienes escogen a un migrante para que sea quien venda los productos.
“Incluso un migrante que estuvo encargado de la tiendita decía que ganaba buen dinero en ese negocio que ya no le interesaba salir de la Siglo XXI lo que muestra los niveles de negocios y corrupción en las cárceles migratorias”, apuntó la abogada.
“La extorsión por parte de autoridades del INM más grave o más alta puede ser un pase completo que te digan por 5 mil dólares te recibimos en Tapachula hasta Ciudad Juárez. No tenemos evidencia de estos casos, pero van matraqueando -extorsionando- a todo lo largo del camino y lo más grave es que les rompen los papeles y los detienen si no les dan dinero o los casos de tocamientos en contra de mujeres migrantes por parte de funcionarios”, apuntó.
Activistas de Tapachula, que pidieron el anonimato por temor a represalias por parte de funcionarios de migración y sus vínculos con criminales y coyotes, señalaron que a “grupos de cubanos les han llegado a cobrar hasta 5 mil dólares por dejarlos en libertad, darles una visa temporal y la promesa de no ser detenidos en la ruta hacia la frontera con Estados Unidos. Es lo que se conoce como el Cártel del INM, todos saben cómo opera, pero nadie los detiene”.
El activista mexicoamericano, Irineo Mújica, reconoció que es un tema muy delicado hablar de estas extorsiones que desde su conocimiento los cobros van de 600, 1,300 a los 3,000 dólares, dependiendo de la nacionalidad, para cruzar por México, “ello a través de redes de coyotes coludidos con funcionarios del INM, lo cual incluye la entrega de micas, con sellos y documentación oficial, pero que no están dadas de alta en el sistema, por lo no son válidas”.
Alethia Fernández de la Reguera, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, refiere que hay casos documentados de “que hablan de la corrupción por parte de agentes del INM con las personas detenidas, que inclusive llegan a la comisión de delitos como el tráfico de drogas y la extorsión telefónica” a los familiares de los migrantes.
En su libro “Detención Migratoria: Prácticas de Humillación, Asco y Desprecio”, expone que la corrupción está en todos niveles y no sólo en las estaciones migratorias. Al igual que hay una verticalidad para recibir y ejecutar órdenes, mientras más arriba sea el nivel de los funcionarios, en la misma medida aumentan las ganancias de la corrupción. “Si a los guardias de las estaciones migratorias les dan tortas, jugos y galletas, a los agentes y funcionarios de otras áreas del instituto llegan regalos más costosos”.
“Había algunos africanos de una asociación….a ellos les dan un trato súper educado y exclusivo, los atendía el subdelegado….los funcionarios decían: nosotros no aceptamos nada de eso…pero llegaban con regalitos…de hecho yo todavía tengo un anillo de compromiso africano y me dijeron: mira para ti y me lo dejaron ahí”, refirió una ex agente del INM.
“Algunos de los varones entrevistados refieren que eran obligados a vender cigarros para pagar cuotas de seguridad a los grupos de poder de migrantes en las estaciones o para cumplir instrucciones de los guardias de seguridad…los casos más extremos se abuso de poder y corrupción se dio en la Estación Migratoria de Saltillo donde los guardias se hacían de la vista gorda para permitir que mujeres migrantes tuvieran sexo con varones a cambio de dinero para comprar comida”.
Expone que la práctica de negar información a los migrantes sobre sus derechos, negar el acceso a una colchoneta para dormir, a artículos de higiene personal, dar alimentos en mal estado o una consulta médica tardía o con maltrato por parte de los médicos en la Estación Migratoria Siglo XXI de Tapachula, Chiapas, es parte de los mecanismos de control y castigo que se aplican.
La Investigadora de la UNAM refiere que la corrupción cotidiana por parte de los agentes y funcionarios del INM transforma el acceso a necesidades básicas en una forma de violencia.
El director del Albergue La 72, en Tenosique, Tabasco, Fray Ricardo Alberto Roque, expuso que los migrantes que arriban a ese lugar se refieren más a las extorsiones que sufren en la ruta migratoria, en especial en los retenes de la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración, donde los agentes cobran cuotas hasta de 100 dólares por no detenerlos.
“Son frecuentes los casos de migrantes que aún cuando ya han iniciado un proceso ante la Comar, con documentos o salvoconductos e incluso con visas temporales, son detenidos y en caso de no pagar la extorsión les rompen los documentos. Ya hasta tijeras traen para destrozar las micas”, denunció.

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