diciembre 21, 2024 10:50 am

TAL CUALLuis Carlos Rodríguez González

La Barca, Jalisco es una de las ciudades más antiguas del país ubicada en la región de la Ciénega del Lago de Chapala y en los márgenes del Río Lerma. Por más de 460 años ha sido centro comercial y ganadero, además cuenta con el Centro Cultural Regional La Moreña, una joya arquitectónica que fue construida a finales del siglo XVIII y decorada posteriormente con 28 murales que narran la vida del país en el Siglo XIX, mismos que fueron elaborados para recibir a Maximiliano de Habsburgo.

Sin embargo entre octubre y noviembre del 2013, La Barca empezó a vivir el infierno y la zozobra que ha afectado a grandes regiones del país, cuando se descubrieron los primeros indicios y casos de las fosas clandestinas utilizadas por el crimen organizado para desaparecer lo mismo a adversarios que a personas secuestradas o simplemente víctimas que estuvieron en el lugar y momento equivocado.

Se hablaba en ese entonces de dos. Una de ellas en las márgenes del Río Lerma, afluente que divide a Michoacán y Jalisco. Las otra está en terrenos adjuntos al panteón municipal de La Barca. En ambas encontraron alrededor de 70 cuerpos.

Una fuente cercana a la Fiscalía del Estado de Jalisco, a finales del 2013, me confió que la orden del gobierno estatal y de la PGR fue ya no continuar con las excavaciones, porque el escándalo mediático empezaba a crecer y sería peor que las fosas de San Fernando, Tamaulipas, donde encontraron cerca de 300 cuerpos de migrantes centro y sudamericanos en abril del 2011.

“La orden fue ya no seguir rascándole a la tierra porque cuanto más se avanzaba más cuerpos encontrábamos. Podía haber ahí cientos”, dijo uno de los agentes ministeriales quien recordó que la búsqueda se inició para localizar a agentes federales “levantados” por cárteles de la droga que operan en Jalisco y Michoacán.

Casi cuatro años después y más de un millar de desaparecidos más en la entidad, el gobierno de Jalisco, encabezado por Aristóteles Sandoval, apenas reaccionó ante este polémico tema, más por la presión de grupos de derechos humanos, organizaciones civiles y medios de comunicación. Anunció la posibilidad de crear una Fiscalía especial para investigar los casos de desaparición de personas.

De acuerdo a cifras oficiales del gobierno de Jalisco De 2007 a 2016 se contabilizaron dos mil 390 casos. En la estadística los hombres representan 54% y las mujeres 46%. En el mismo periodo se ubicaron narco fosas en las que había más de 200 cuerpos. Jalisco el tercer lugar nacional con más desapariciones.

Con bombo y platillo después de tantas historias de terror, de familias buscando a sus padres, hijos, hermanos o de personas que salieron huyendo por el temor de ser víctimas del crimen organizado, el fiscal general de Jalisco, Eduardo Almaguer anunció la creación de una Fiscalía a Especializada de Personas Desaparecidas.

Presumió que la misma cuenta con el aval de la ONU y que será la primera en su tipo en el país, la cual será presentada en los próximos días por el gobernador, Aristóteles Sandoval.

Mientras tanto, en Jalisco, los cárteles de la droga se burlan de las promesas gubernamentales y dicen que “ni cenizas encontrarán” pues los quemaron con ácidos a algunas de sus víctimas poblaciones como Lagos de Moreno.

Impunidad total en Jalisco, tercer lugar nacional en desapariciones y en prácticamente todo el país con este tema. El Congreso de la Unión también es parte de esa cadena de inacción, de desdén, de desprecio hacia las víctimas y sus familiares. Sigue en la “congeladora” legislativa desde hace años la iniciativa Ley General de Desaparición Forzada y Desaparición por Particulares. Tal Cual. www.theexodo.com

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