julio 26, 2024 9:00 pm

Luis Carlos Rodríguez González

La quema de judas en la Ciudad de México nació en la época de La Colonia como un proceso para evangelizar a los indígenas y con el tiempo pasó a ser una especie de catarsis popular para enjuiciar y “quemar” en plazas públicas al comerciante, político, diputado, senador, alcalde, jefe de Gobierno o Presidente de la República más nefasto para el pueblo mexicano.

Este año el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le robó el honor de ser el judas favorito a la clase política mexicana. Tarea titánica si contamos que hay varios ex gobernadores en fuga por casos de corrupción como el veracruzano, Javier Duarte; Roberto Borge, de Quintana Roo; César Duarte, de Chihuahua; sin contar el tamaulipeco y ahora detenido, Tomás Yarrington, acusado de nexos con cárteles de la droga.

Donald Trump es el villano favorito y a la vez el salvador de personajes como el presidente Enrique Peña Nieto, que vive una drástica caída de su popularidad ya que en las últimas encuestas el 77 por ciento de los mexicanos reprueba su gestión; o de otros políticos involucrados en casos de corrupción como el ex director de Pemex, Emilio Loyoza, acusado de recibir sobornos millonarios del consorcio brasileño Odebrecht.

Más allá de estas sutilezas y realidades, el Sábado de Gloria es en colonias populares de la capital mexicana la fecha para esta tradición que consiste en la elaboración de “judas” de cartón con la imagen del diablo y con la cara del político o villano favorito, el cual es decorado con decenas de cohetes y pólvora, para finalmente ser quemado ante la algarabía de los presentes.

A un costado de la Central de Abastos de la Ciudad de México, por estos días, se colocan decenas de puestos ambulantes que ofrecen los judas a camioneros quienes colocan las figuras al frente de las parrillas o “tumbaburros” de sus vehículos como trofeo de guerra.

La colonia Merced Balbuena, por los rumbos del Mercado Sonora, en el centro de la capital del país, se mantiene viva la tradición con pequeños talleres que elaboran estas artesanías con cartón, papel, carrizo, pintura y pólvora.

La familia Linares lucha cada año por conservar esta tradición centenaria que está en riesgo de desaparecer y que en la época de la Colonia se utilizaba para evangelizar a los indígenas, ya que la quema representaba el triunfo del bien sobre el mal, al quemar al diablo.

Don Felipe Linares comenta que elaborar un “judas” lleva de varios días de trabajo y se puedan realizar pequeños, de 50 centímetros hasta figuras de 10 metros de altura y que tienen un costo de alrededor de 20 mil pesos, los cuales se fabrican sólo por encargo.

Explicó que la “tronadera”, es decir la quema del judas anuncia la extinción de los pecados, de los males, y el fin de la Semana Santa. Este año, en varias colonias y plazas públicas de la capital de la Ciudad de México, Donald Trump y sus políticas antinmigrantes y su muro fronterizo, ardieron ante la alegría de los presentes, aunque algunos políticos mexicanos no lograron salvar la pira y también fueron parte de la verbena a popular del Sábado de Gloria.

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